viernes, 8 de octubre de 2021

Asterión, el minotauro


(George Fredrich Watts - "El minotauro" - 1885) 


Para leer la entrada del Diccionario de Mitología griega y romana de Pierre Grimal dedicada al Minotauro, click aquí.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

 


Para informarte sobre su vida y obra, click aquí.

Para leer algunos de sus poemas, click aquí.

Para descargar sus cuentos "La casa de Asterión" y "La otra muerte", click aquí.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Información general sobre Dante Alighieri y la "Divina Comedia"


 

EL TRÁNSITO ENTRE LA EDAD MEDIA Y EL RENACIMIENTO

Llamar Edad Media a un período histórico conlleva ciertas problemáticas. Sobre todo, alimenta la idea de que su nombre justamente surge de que este período está “en medio” de dos períodos importantes (la Antigüedad y la Modernidad) y que, por lo tanto, no tiene importancia en sí mismo. Sin embargo, esto ha sido muy discutido, porque la Edad Media sí tuvo importancia en sí misma, pues en este momento histórico también surgieron descubrimientos en las matemáticas, en la medicina, en el arte, en la economía, en la política y en el pensamiento.

Fue el historiador alemán Christoph Cellarius, en 1685, quien inventó la división de la historia en tres grandes períodos: Antigüedad, Edad Media y Modernidad. Y fue él quien propulsó en cierta medida la idea de que la Edad Media es básicamente un período de mil años de oscurantismo religioso, algo así como un bache en el camino entre el Antiguo Mundo y el Nuevo. Hoy los historiadores están de acuerdo en que esta visión negativa de la Edad Media no se ajusta del todo a la verdad histórica.

Según la periodización que la mayoría de los historiadores aceptan, la Edad Media es un período histórico que abarca mil años, desde el siglo V hasta el siglo XV de nuestra era, más específicamente desde la Caída del Imperio Romano hasta la Conquista de América. Pero la Edad Media no es un período homogéneo, porque mil años es mucho tiempo para que una sociedad, unos valores, una economía, unas costumbres y formas de vida se mantengan sin variaciones. Se suele, por lo tanto, hacer una división de la Edad Media en dos partes: la Alta y la Baja Edad Media. La Alta Edad Media ocuparía de los siglos V al X, y la Baja de los siglos X al XV.

La Alta Edad Media estaría caracterizada fundamentalmente por las siguientes características: en lo económico, vigencia del sistema feudal, que consistía en un feudo cuyo dueño era el señor feudal y cuyos siervos trabajaban la tierra a cambio de la protección del señor. En lo cultural, las artes y las letras, es decir, todas las actividades del espíritu, las practicaban únicamente los curas y líderes religiosos, y buscaban moralizar al pueblo. Para ello, el arte casi siempre estaba basado en diferentes episodios de la Biblia. En lo social, la estructura política se jerarquizaba por estamentos, siendo los reyes y los señores feudales la cúspide de la pirámide, luego venían los líderes religiosos, luego la milicia y los caballeros, luego los campesinos y esclavos.

En la Baja Edad Media se dieron varios cambios en esas áreas que fueron significativos: en lo económico, el surgimiento de la burguesía y el fortalecimiento del comercio van dejando de lado las actividades puramente agrarias típicas del feudalismo. Comienza a haber una distribución de la riqueza más horizontal. En lo cultural, el arte comienza a ser practicado por personas de todos los estamentos, y deja de ser un privilegio de las clases sacerdotales. Por otro lado, comienza a practicarse un arte más naturalista, que busca retratar, por ejemplo, escenas de la vida cotidiana, y ya no se piensa únicamente en el arte como un medio para enseñar religión y moral. En lo social, con la formación de los gremios y logias, la participación política se vuelve más democrática y menos aristocrática. La sociedad ya no está tan regida por los estamentos sociales fijos sino que comienza a haber mucha más movilidad social.

El comienzo de la Modernidad, al menos desde el punto de vista del pensamiento, se comienza a gestar en esta Baja Edad Media y se cristaliza totalmente en el Renacimiento, período que comprende los siglos XV y XVI, el cual está enmarcado fundamentalmente por el paso del pensamiento medieval teocentrista al pensamiento moderno antropocentrista. Es decir, este cambio significa que la vida social, cultural y política deja de girar en torno a Dios para comenzar a gravitar en torno al hombre, su ciencia y su sabiduría.

 

LITERATURA MEDIEVAL TARDÍA: LA ALEGORÍA MORALIZANTE

Si el género literario por excelencia de la Alta Edad Media es, por una parte, las hagiografías (vidas de los santos), y, por otro lado, las epopeyas y los cantares de gesta (de transmisión más oral que escrita); en la Baja Edad Media ya se estableció el gusto por la alegoría para enseñar la moral cristiana como un estilo predominante. Estilo que, evidentemente, no inventó Dante en la Divina Comedia. A este respecto, opina Carbonell:

La Divina Comedia no debe pues ser considerada propiamente como el punto de partida de la literatura italiana, sino más que nada, como el foco donde vienen a encontrarse y fundirse todas las energías poéticas desparramadas en la vida italiana de la Edad Media.”

Por lo tanto, si un factor original tiene la Divina Comedia, este no es su afán moralizante o edificante. Ese tipo de literatura ya existía, dispersa, y la Divina Comedia solamente es la obra cumbre de esa tendencia preexistente. Incluso, un gran crítico literario como Harold Bloom pone esto en tela de juicio que Dante tenga una finalidad puramente religiosa:

Dante fue más insolente, agresivo, orgulloso y audaz que ningún otro poeta, anterior o posterior. Adaptó la eternidad a su punto de vista, y tiene muy poco en común con toda la caterva de exégetas devotamente eruditos.”

En síntesis: Dante no tuvo, al igual que los obispos escritores de la Edad Media, la única intención de moralizar y llevar por el buen camino a los lectores. Dante escribió por el propio acto de escribir: su cima literaria es la obra perfecta, la monumental obra lírico-narrativa que es la Divina Comedia. Si utiliza la alegoría, no es tanto porque el símbolo ayude a enseñar mejor la moral cristiana (como creía el propio Cristo, que predicaba con símbolos mediante sus parábolas), sino porque el símbolo y la alegoría, como estilos literarios, son cercanos al lector medieval y son formas literarias ampliamente preferidas por el gusto estético de la época. Como mucho, Dante podía estar de acuerdo con la idea medieval de que la verdadera sabiduría no es evidente, sino que está oculta en el mundo, y el símbolo, como hay que descifrarlo, está muy relacionado con dicha idea. Pero no parecen convincentes las razones religiosas para explicar el hecho de que Dante haya utilizado la alegoría como estilo.

Hay muchos símbolos en la Divina Comedia (por eso es una alegoría), pero hay dos de ellos que son los más interesantes: Virgilio y Beatriz.

Para Harold Bloom, Beatriz es la mejor invención de Dante porque justamente es su manera original, extraña, única, de concebir la sabiduría y la salvación divinas: no coincide con los símbolos que la Iglesia Católica ha utilizado para representar la sabiduría divina.

En cuanto a Virgilio, es un poeta latino que fue muy admirado durante la Edad Media, y Dante lo elige como símbolo de la sabiduría humana, por dos razones importantes: 1) En su obra cumbre, “La Eneida”, el personaje principal, Eneas, desciende a los Infiernos. El descenso a los Infiernos para ver qué hay allí, aterrorizarse y evitar caer en el pecado es un tema central en el imaginario medieval. 2) Se lo consideraba una especie de profeta, porque en la Égloga IV, anunció el nacimiento de un niño que cambiaría la vida del Imperio Romano porque haría que regresara “la edad de oro”. Al parecer, Virgilio se refería al hijo por nacer de un emperador romano, pero en la Edad Media se quería creer que Virgilio estaba hablando del nacimiento de Jesús, cuarenta años antes de que naciera.

  

DANTE

Dante Alighieri nació en Florencia, Italia, en 1265. Eran tiempos de conflicto entre los güelfos y los gibelinos, las dos fuerzas políticas del momento. Los primeros reconocían como la autoridad máxima al Sacro Imperio Romano Germánico mientras que los segundos hacían lo propio con el Papa o Sumo Pontífice. En 1277, es decir, cuando Dante tenía doce años, se arregló su casamiento con Gemma Donati. Sin embargo, según “La vida nueva” (libro de Dante en verso y prosa), en esa época Dante ya estaría interesado por Beatriz, aunque no se conocieran. Quedó huérfano de madre a los trece años. Según “La vida nueva” el primer saludo que Beatriz le dirigió habría sido en 1283, es decir, cuando él contaba con dieciocho años. Entre los dieciocho y los veinticinco años, Dante escribió gran parte de “La vida nueva” y las “Rimas”. Por otra parte, a los veinte años se llevó a cabo su casamiento con Gemma. Cuando Dante tenía treinta y cinco años, murió Beatriz.

En 1300 se dio una riña callejera entre los dos bandos que integran el partido que gobierna: los güelfos blancos contra los güelfos negros. Los gibelinos estaban proscriptos y solo más adelante en el tiempo les permitieron rehacer su partido. En esa riña, murió Guido Cavalcanti, gran amigo del poeta. En 1302 Dante es condenado al exilio debido a sus preferencias políticas. Este peregrinaje por Italia, esta experiencia de rondar por los pueblos sin saber bien a dónde ir ni cuándo podría volver todo a la normalidad, le sirvió como incentivo para crear literariamente la figura del Dante personaje extraviado en la selva oscura del pecado. Las otras dos interpretaciones biográficas sobre el pecado de Dante son las siguientes: 1) haberse dedicado durante mucho tiempo a la ciencia y a los saberes humanos, olvidando y menospreciando los saberes divinos; 2) amar secretamente a Beatriz aún estando casado con Gemma Donati.

Entre 1304 y 1306, Dante escribe “De vulgari eloquentia” (“De la elocuencia en lengua vulgar”) y comienza la redacción de los primeros cantos de la Divina Comedia. Esto es un dato esencial, porque Dante no escribió su obra máxima en latín (única lengua escrita considerada “culta” en toda Europa hasta el siglo XVII), sino en toscano, una de las tantas lenguas “vulgares” que había por toda Europa, de la cual proviene el italiano moderno.

Dante murió con cincuenta y tres años de edad, en 1321.

 

GENERALIDADES DE LA “DIVINA COMEDIA”

Este último período de la Edad Media fue el que vio nacer “La Divina Comedia” de Dante Alighieri (en su origen, se llamaba solamente la “Commedia”, luego fue rebautizada, añadiendo el adjetivo “Divina”, por Giovanni Bocaccio). El nombre tiene que ver con que, según la división más clásica de los textos literarios, tragedia es la caída de un héroe, personaje mejor que nosotros que pasa de un estadio mejor a uno peor; y comedia, las peripecias y caída de personajes iguales que nosotros, que terminan bien, alegremente.

Al parecer, el proceso de escritura de la Divina Comedia se comprende entre 1304 y 1321, año en que muere su autor. Es un poema alegórico de cien cantos, de algo más de un centenar de versos cada uno, dividido en tres partes, que representan los tres reinos de ultratumba (es decir, posteriores a la tumba, a la muerte): el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. En el Infierno padecen eternamente castigados los pecadores: cada uno tiene un castigo relativo a su pecado. Por ejemplo, los lujuriosos, que en vida unieron sus pieles ilegítimamente, están condenados a girar en un torbellino sin poder tocarse jamás. Ese torbellino es símbolo de sus propias pasiones impuras (Canto V del Infierno). En el Purgatorio están quienes en vida no han podido decidirse por el Bien o por el Mal. En el Paraíso, quienes han llevado una vida de beatitud.

Cada una de las partes tiene treinta y tres cantos, siendo el primer canto del Infierno una especie de prólogo, y por eso el Infierno, en realidad, tiene treinta y cuatro. También le resultaba importante a Dante que el Infierno fuera imperfecto, y además necesitaba que la obra tuviera un número redondo, perfecto: cien cantos.

El tema de los números es muy importante, porque casi todo en la obra gira alrededor del 3, que es la Santa Trinidad, es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Dante también escribió “canciones” y las distintas secciones en que se divide este gran poema se llaman “cantos” justamente por esa cercanía entre poesía y música que viene desde la Antigüedad y que en la Edad Media se mantuvieron relativamente cercanas.

“La Divina Comedia” es un poema narrativo, pues cuenta una historia: la historia de Dante y su viaje por los tres reinos extraterrenales o de ultratumba, acompañado de su guía Virgilio (guía del Infierno y del Purgatorio) y a la espera de encontrarse con su guía del Paraíso, Beatriz.

Por otro lado, es un poema alegórico, es decir, una alegoría, porque se utiliza una concatenación de símbolos para referir a distintos aspectos de la realidad. Un símbolo es la representación gráfica o material de una idea o concepto. Por ejemplo, una bandera blanca, o una paloma, simbolizan la paz; un corazón simboliza el amor; un trébol de cuatro hojas simboliza buena suerte.


BIBLIOGRAFÍA 

·         Alighieri, Dante. La Divina Comedia. Buenos Aires: Libertador, 2003.

·         Bloom, Harold. El canon occidental. Barcelona: Anagrama, 2013.

·         Carbonell Debali, Arturo. Lecciones de Literatura del Renacimiento. Montevideo, Comini, 1926.

·         Hauser, Arnold. Historia social de la literatura y el arte, I. Barcelona: Debolsillo, 2009.

·         Renucci, Paul. Dante. Buenos Aires: CEDAL, colección “Los hombres”, 1969.

viernes, 27 de agosto de 2021

Las flores del Mal (estructura del libro)

 A continuación, un mapa conceptual para entender la arquitectura del poemario de Charles Baudelaire "Las flores del Mal" (1857), en cuanto a las diferentes secciones, la distribución de poemas y los temas e inclinaciones que cada segmento trata.






sábado, 21 de agosto de 2021

Sísifo (mito)

 

(Tiziano - "Sísifo", 1549)

Entrada de "Sísifo" del Diccionario de Mitología Griega y Romana de Pierre Grimal.

sábado, 7 de agosto de 2021

El País de Jauja

 

(Pieter Brueghel el Viejo - "El País de Jauja" (1567)

El País de Cucaña o País de Jauja ha sido, desde la Edad Media, una de las maneras en que los pueblos han pensado en la utopía: un lugar lejano, exótico y de pleno goce, felicidad y abundancia.

Para informarse sobre este concepto, click aquí.

miércoles, 28 de julio de 2021

Homenaje

 

A 700 años de la muerte de Dante Alighieri y a 200 años del nacimiento de Charles Baudelaire, los profesores de literatura del Liceo Manuel Rosé organizamos un video homenajeando a los autores.

Para ver el video, click aquí.

miércoles, 21 de julio de 2021

Charles Baudelaire (1821 - 1867)


Con motivo de los 200 años de su nacimiento, este año trabajaremos con la poesía de Baudelaire desde una mirada celebratoria, especial.

Aquí, un acercamiento a los dos textos que vamos a leer y comentar en clase:

"La mala suerte": Click aquí (video)

"Invitación al viaje": Click aquí (video)

Para descargar los textos:

"La mala suerte": click aquí

"La invitación al viaje": click aquí.

martes, 8 de junio de 2021

miércoles, 5 de mayo de 2021

Biblia

 


Para descargar Génesis 12 a 24, click aquí.

Para descargar Lucas, 15, click aquí.

Para descargar el texto completo de la Biblia Reina Valera (1960), click aquí

John Keats (1795-1821)

 



Para leer información general sobre su vida y obra, click aquí y también aquí.

Para descargar el poema que trabajaremos en clase, click aquí.

lunes, 3 de mayo de 2021

Tarea de Werther (CREA): un trabajo ejemplar

1)     


      Este trabajo fue realizado por Malena Caraballo da Rosa, de 6to de Economía, y mereció una calificación de excelencia. Quiero compartirlo, como modelo de lo que puede llegar a ser un trabajo crítico, aún en una situación pedagógica tan compleja y difícil.


        Las desventuras del joven Werther” es considerada la primera novela romántica moderna. Escrita en no muchas semanas durante la primavera de 1774, fue publicada la primera obra de dicho estilo por Johann Wolfgang von Goethe, la cual rápidamente se convirtió en un éxito. Éste es un libro que logró llegar a las partes más íntimas de la época en la que se encontraban; logrando empatizar rápidamente los lectores con el autor en cuestión de líneas. La obra está ambientada entre los años 1771 y 1772, siendo más específicos del 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre del año siguiente, pero la narración de editor no se sabe cuándo tiene lugar. Es un relato de tipo epistolar, ya que tenemos fechas concretas en las cuales suceden los hechos; y las cartas tienen un orden en formato cronológico casi diario. Como el fin de la obra coincide con el fin de la vida del protagonista, también podemos decir que se narra el último año de la vida de Werther. En esta historia, el joven Werther le escribe una carta a su gran amigo Wilhelm, destinatario que no conoceríamos sin adentrarnos en la lectura. Aquí, se narra lo que el personaje estrella ha hecho a lo largo de su día, siendo incluso la duración narrada de tiempo variable (ya que, al funcionar como diario, no se cuentan hechos de más de un día). La narración es de tipo lineal, sin ningún tipo de lo que se reconoce como “alteración cronológica” (donde se realizan saltos al pasado o anticipaciones al futuro), como suele ser lógico en una narración de este tipo. El utilizar fechas concretas, más que nada teniendo en cuenta la fecha de la narración y su proximidad con la fecha de publicación de la novela (año 1774) pretende darle a la obra una fuerte verosimilitud, como si fueran hechos que realmente sucedieron. De no ser por la dotación de las cartas, no se podría nunca concretar cuándo sucede la acción, pues nunca se presentan datos en formato interno de forma concreta, tal como lo son las formas de vestir, o incluso referencias frente a hechos históricos). En la primera carta, escrita el día 4 de mayo de 1771, es donde el protagonista nos demuestra sentimientos pesimistas, en los cuales el malestar de sus relaciones con los demás claramente predominaban en la escritura, no sólo por estar descontento consigo mismo, también con lo que le rodea, llegando a tal punto de cuestionarse “… ¿acaso mis restantes relaciones no parecían escogidas por el destino para angustiar mi corazón?”. Es allí cuando inicia con el relato de los pormenores de un viaje que realiza a donde su tía creció, abandonando su pueblo natal. Esta mezcla de no sólo exclamaciones, también preguntas retóricas que veremos en el inicio de la lectura, es donde Werther demuestra su personalidad sensible, tumultuosa y apasionada. Por ejemplo, una vez abandona la cuidad en la cual se encontraba, se sintió contento, tan contento que es lo primero que menciona en el mensaje (“¡Qué contento estoy de haberme marchado! ¡Cómo es el corazón humano, amigo mío! Abandonarte a ti, a quien tanto amo, de quien fui inseparable… y estar contento.”). Asimismo, se rompe el estereotipo de hombre racional de la época, quienes no demostraban sus sentimientos por ninguna circunstancia y se guían únicamente por la razón. Dichas exclamaciones utilizadas en la cita que proporcioné tienen el objetivo de resaltar no sólo esa pasión que denota nuestro personaje, también acentúa la amistad que éstos dos poseen. Esto, combinado con las posteriores preguntas que se realiza a sí mostrando el dilema que presenta éticamente frente a sus conductas pasadas, será parte de las bases de la conducta del individuo, personaje que forma parte del Sturm und Drang[1] que anuncia el Romanticismo. Parte a un pueblo llamado Wahlheim como no sólo una forma de escape de su descontento; también es fruto del intento de olvido de su amor imposible el cual resultó en grandes caos para sí mismo, Leonore. Ella aparece como un personaje secundario, siendo caracterizada por su forma de expresarse tan “sincera y natural” la cual fue producto de burla por parte de los amigos de él. Werther se siente, por momentos, culpable de promover un amor no correspondido, jugando con los sentimientos de la joven y los de su hermana a la par. Esa muestra de afectividad irresponsable de la que se considera “inocente” es la que quiere cambiar, y la que, por tanto, da pie a aquellas cuestiones retóricas que mencionaba anteriormente (“… ¿Qué culpa tuve yo de que mientas los caprichosos encantos de su hermana me procuraban un agradable pasatiempo naciera una pasión en ese desgraciado pecho? Y, en el fondo… ¿soy totalmente inocente? ¿No alenté sus sentimientos? ¿No me complací yo mismo en aquellas expresiones sinceras y naturales, de las que tantas veces nos hemos burlado, a pesar de que nada tenían de ridículas? ¿No fui yo quien…?”). Esa referencia que genera frente a situaciones pasadas, en adición a la presencia de un triángulo amoroso con dos hermanas, fomenta el razonar cómo verdaderamente el joven analiza su forma de amar. Sus reflexiones denotan que considera este tipo de relaciones como instrumentos capaces de mejorar su corazón angustiado, mientras que, por otra parte, ese triángulo amoroso que existe actúa como una anticipación de lo que sucede en las cartas de la novela que no son trabajadas en esta tarea (donde Werther se enamora de Lotte, quien se encuentra comprometida con Alberto). Frente a todo este sentimiento de culpa y poca responsabilidad, utiliza la repetición y un paralelismo para señalarle a su amigo que aun así posee voluntad para cambiar; quiere dejar atrás todo lo que no corresponde al ahora… Esos pasares que le provocan dolor a su alma ahora más sensible que nunca. En resumidas palabras, busca entregarse al presente. (“Te prometo, querido amigo, que quiero enmendarme; no quiero paladear, como he hecho siempre, los pocos sinsabores que el destino nos depara; quiero disfrutar del presente y dar lo pasado por pasado. Claro que tienes razón, amigo al decir que los sufrimientos de los hombres serían menos — sabe Dios por qué los hizo así —, si no dedicaran toda la fuerza de su imaginación a recapacitar los pormenores de pasadas desdichas, en lugar de avenirse con su presente tolerable”). En ese pueblo nuevo para él, visita a su tía por encargos que su propia madre le ordenó, ya que un asunto se encontraba aún latente: la retención de la parte de una herencia que le corresponde a ella. El cambio de “aire” le hace bien, no sólo para escapar de ese mal de amores, también, si bien no disfruta de la cuidad como tal, la naturaleza de sus alrededores lo maravillan (lo cual es conducta propia del escritor romántico). Esa es la principal razón por la cual huyó específicamente al campo, pero además porque el aislarse de la cuidad expone el estar en continuo contacto con uno mismo; los románticos son individualistas, por lo tanto, rechazan la sociedad y la modernidad en tanto al bullido de la cuidad se le relaciona. La naturaleza le brinda al personaje un sinfín de oportunidades llenas de subjetividad puesto a que tiene paz, capaz de evadir la realidad y buscar aspectos y sentimientos que quizás no encontraba previamente. Entre Leonore y su hermana, Werther era un amante, ahora cambia de rol y pasa a ser mediador entre su madre y tía. Aquí, es donde deja ese pensamiento tan “abstracto” de lado, y se inclina hacia lo racional, siendo capaz de resolver un asunto sin problema. Werther le pide a su amigo que le lleve las noticias acerca de dicho trámite pensado por su madre, expresando, próximamente, la etopeya de su tía mediante el uso de una antítesis (“He hablado con mi tía y no he encontrado en ella, ni mucho menos, a la persona perversa de que se habla en casa. Es una mujer alegre y decidida, que tiene un gran corazón”); llevándonos a una reflexión que genera el propio personaje “…los errores de comprensión y la pereza ocasionan quizá más daños en el mundo que la malicia y la perversidad. A lo menos, puedo asegurarte que éstas son menos frecuentes”.

2)      La frase de Werther: “los errores de comprensión y la pereza ocasionan quizá más daños en el mundo que la malicia y la perversidad” la entiendo como una conclusión que llega tras resolver el conflicto en relación con la herencia familiar que causó una separación entre las hermanas. Nos dice que el mundo se encontraría mejor si la maldad y la picardía no estuvieran presentes…Pero, al trasladarlo a una situación en la cual la negligencia en dicha picardía se mueve a lo cotidiano, es posible trascenderlo a lo largo de las épocas (la familia peleándose por dinero). Lo interpreto, en un sentido más amplio, como una forma de demostrarnos que el hombre discute por cosas que son innecesarias, catalogándolas incluso como “pequeñas cuestiones”, tal y como lo hace Werther en su diario. Él mismo se había generado una imagen de su tía la cual fue fomentada por la ira y el desagrado de su madre, lo que demuestra ese “lleva y trae” de cualquier relación en donde la negligencia y las discusiones forman parte de un ambiente que llega a considerarse “natural”. Tal y como nos relata en su diario del día 4 de mayo de 1771, su tía era vista por el como una “persona perversa”; ella, al tener dichas características, en conjunto a ser quien ocasionó el conflicto en primer lugar, posee una imagen mal vista en la época. Por tanto, en estas como en otras situaciones que quizás son más cotidianas aún que los problemas familiares por dinero, nosotros, como seres capaces de pensar en nuestras acciones, debemos poder no sólo comprender qué realmente significa (y qué consecuencias nos otorga) el dejar que otros sean capaces de determinar el pensamiento que tenemos frente a algo. Y si, es complicado, y no necesariamente estoy queriendo decir que debes dejar de lado lo que a tu alrededor se dice, simplemente uno debe poder ser capaz de catalogar cada afirmación que se nos presenta como lo que verdaderamente es: una opinión. El comprender esto de forma errónea y no hacer nada por cuestionarse al respecto puede generar más conflictos de los que pueden formarse por indagar, tal y como Werther le menciona a su amigo en su diario.

3)      Me resulta complicado en las primeras líneas de “Las desventuras del joven Werther” darme cuenta la relevancia que posee la naturaleza en la obra. Gran parte de ésta va ligada continuamente no sólo a la personalidad del protagonista, también a su estado de ánimo; la cual, conforme va avanzando la historia, evoluciona su sentir. Ésta, les proporciona una verosimilitud a sus relatos, lo cual genera, en conjunto con las fechas colocadas en cada día de sus relatos, más caracteres humanos a la historia. Como ya sabemos, Werther vivía en una ciudad la cual la consideraba en cierta forma desagradable, quejándose prácticamente de todo lo que este lugar contenía (como por ejemplo la propia burguesía). Para salir de este espacio el cual desagrada, decide huir al pueblo de Wahlheim, espacio donde su tía habita. Aquí, él queda cautivado por la belleza del espacio, siendo casi indescriptible para él. Las descripciones de la naturaleza reflejan, como mencioné, cómo él se siente: al inicio Werther resalta la belleza natural, pero, más tarde, la verá como una tumba. La relación que existe con el tiempo-espacio también es interesante. Como bien conocemos, el libro se encuentra dividido en dos partes, al inicio se centra en los sentimientos de Werther (el amor), y esto puede relacionarse con los meses en los cuales se encuentran, conectándose (y no por casualidad) con las estaciones de primavera-verano; donde florecen las flores, tal y como se dice que lo hace el amor. En cambio, en la segunda parte de su estructura, nos encontramos con los meses que se encuentran dentro del otoño-invierno, tiempos los cuales el clima nubloso y tormentoso es casi cotidiano… Lo que es acompañado por sentimientos de mal estar, y, por ejemplo, de suicidio… En la carta del 4 de mayo de 1771, Werther menciona a un personaje que podemos considerarlo anónimo: el “difunto conde M…”; esta presentación no nos demuestra un pensamiento tan optimista tal y como el héroe nos comenta frente a lo que se presenta a su alrededor. Éste tercer momento se encuentra basado en una característica muy importante dentro del romanticismo: la exaltación de la naturaleza. El hombre romántico cree que la naturaleza puede proyectar su sentir, por tanto, forma parte de él: conviven en conjunto y, gracias a esto, se disfruta del paisaje. El campo, en la historia, le produce a Werther paz, capaz de hacer posible la reflexión de sus relaciones con respecto a ella, lo que influye en su ánimo, claramente. Luego de hablar acerca de cómo él actúa como intermediario frente a los problemas presentes entre su madre y tía, procede a comentar que se encuentra muy bien (“Por otra parte, me encuentro aquí muy a gusto; la soledad de este paraje es un bálsamo precioso para mi corazón. Y esta estación de la juventud reconforta mi espíritu a menudo angustiado. Cada árbol, cada mata, es un ramillete, y uno quisiera transformarse en insecto para revolotear por ese piélago de aromas y encontrar en él todo su sentido”). Mediante el uso de la expresión “la soledad de este paraje es un bálsamo precioso para mi corazón” se presenta otra característica romántica, la cual es el gusto por la soledad. Nuestro personaje está sólo, y él mismo es quien busca aislarse debido a no sentirse identificado con la conducta de quienes lo rodean. La soledad, en este caso, aparece personificada (dándole el atributo de bálsamo, lo cual quiere decir “remedio”) ya que es lo que cura el corazón de Werther frente a los asuntos que le atormentaban, tales como un triángulo amoroso, la continua rutina de lo ya preestablecido, las amistades forzadas y la propia población de la cuidad. Luego, tras mencionar a la primavera metafóricamente como “la estación de la juventud”, marca la importancia que ésta tiene, siendo la misma capaz de templar el “espíritu a menudo angustiado” de Werther. Y, tan grande es ese cariño que presenta frente a la estación y el espacio donde se encuentra, que él simplemente quiere mimetizarse con la naturaleza… Quiere formar parte de ella: “…y uno quisiera transformarse en insecto…”. Ese espíritu de Werther es el receptáculo amplificador de la gran sensibilidad de los Sturm und Drang (los cuales anticipan al yo romántico). Se denota, gracias a esto, que Werther nunca quiso ser humano, puesto a que la humanidad no le proporciona nada, pero la naturaleza lo hace todo; se presenta, entonces, un paralelismo psico cósmico, donde hay una conexión del estado anímico del hombre con la naturaleza, conectándolo con la proporción de “paz” que mencioné anteriormente. En éste párrafo es posible observar el panteísmo romántico: la naturaleza es vista como un dios que le concede el vivir. Nos habla de un bello jardín, el cual fue creado por dicho conde, él se sintió sensible, tal y como Werther. (“Eso movió al difunto conde M… a situar su jardín en una de las colinas que se entrecruzan con la más graciosa variedad formando deliciosos valles. El jardín es sencillo y, con sólo entrar en él, se adivina que no fue planeado por un jardinero científico, sino por un corazón sensible que quería disfrutarlo personalmente. He derramado más de una lágrima por el difunto gabinete algo deteriorado que fue su refugio predilecto y es también el mío. Pronto seré dueño del jardín; en este par de días me he ganado la simpatía del jardinero, y no habrá de arrepentirse.”). Tal y como relata, encuentra a una persona sensible que fue capaz de diseñar algo tan bello como lo es este jardín, algo que era muy difícil encontrar dentro de la época. Al utilizar la frase “gabinete algo deteriorado” nos muestra que algo que previamente fue construido ahora está pasando por la destrucción, siendo producto del tiempo que ésta lleva en pie. Parece quizás algo no muy interesante a primera vista, pero, pienso que en realidad quiere comunicarnos el poder que tiene la naturaleza misma: ésta es más fuerte que la propia construcción que un hombre realizó… La destruyó. Esta carta finaliza con una contraposición naturaleza-ciudad. Esta oposición podemos vincularla con Rousseau, persona que afirma que es necesario volver a un estilo de vida “primitivo” debido a que la vida en comunidad es capaz de corromper al hombre; pero la naturaleza puede salvarla. Werther asocia la ciudad como un espacio “desagradable”, mientras que se extiende a la hora de hablar del jardín del conde, donde abunda la naturaleza (y, por tanto, nace una pasión). La poética utilizada al explicar éstas ruinas da paso a la contraposición que realiza el personaje frente a la razón y la emoción: el jardín no fue producto de un “científico”, sino de un “corazón sensible que quería disfrutarlo personalmente”. Aquí, otra característica del romanticismo aparece, el individualismo. Al continuar nuestra lectura (para finalizar con la imagen de naturaleza que escogí), nos encontramos con la carta del día 10 de mayo de 1771, donde Werther expresa: “Cuando, a mi alrededor, se levanta el vaho del valle y, desde lo alto, el sol se posa sobre la obscuridad impenetrable de mi bosque y tan sólo algún rayo furtivo encuentra acceso hasta el interior del santuario; cuando, tendido yo en el mullido césped junto al arroyo despeñado, descubro, más cerca todavía del suelo, millares de yerbezuelas diminutas; cuando siento más cerca de mi corazón el torbellino del pequeño mundo entre los tallos, las formas infinitas e indefinibles de los gusanitos e insectos, y la presencia del Todopoderoso que nos creó a imagen suya, el soplo del Amantísimo que nos lleva y sostiene flotando en un océano de delicias eternas; amigo mío, cuando luego se me oscurece la vista y la tierra a mi alrededor y el cielo reposan en mi alma como la imagen de la amada, entonces siento un gran anhelo y pienso: ¡ah, si pudiera expresarlo, si pudiera infundir en el papel eso que vive en ti con tanta plenitud y ardor, ese papel sería el espejo de tu alma como ésta lo es del Dios infinito! ¡Amigo mío! Pero es superior a mis fuerzas, sucumbo bajo el peso y la magnificencia de estos fenómenos.” Esos pequeños rayos que provienen del sol y llegan a su bosque (su santuario) le permiten a Werther ser aún más expresivo, tal y como sucede con los hombres románticos. Esta imagen nos traslada por todos los sentidos: desde lo táctil (“millares de yerbezuelas diminutas”), lo auditivo (“torbellino del pequeño mundo”), hasta lo visual. Se nos presentan una variedad de elementos en los cuales podemos observar que la percepción que realiza no es crítica ni objetiva; por el contrario: es emotiva. En adición a esto, también es mística puesto a “la presencia del Todopoderoso”. El cuadro que nos relata inicia desde lo alto… El propio Sol, pero baja hacia lo más pequeño dentro de lo terrestre, como son los insectos; pero aún así se vuelve a la cima… A lo divino. Y, en éste preciso momento, es donde se demuestra la clave del Romanticismo: llegar a lo considerado eterno desde lo mortal, convirtiéndose (en este caso) en una obra de arte infinita, de la cual el artista podrá encontrar su propia eternidad.

4)      Werther, en la carta del día 13 de mayo de 1771 le expresa a su amigo Wilhelm frente a su petición de enviarle los libros: “…te lo suplico por el amor de Dios, no vengas ahora con eso. No deseo ser guiado, animado, excitado ni estimulado; harto hierve de suyo mi corazón; necesito arrullos y los hallo que rebosan en mi Homero”. El autor, en dicho día, nos muestra como pasa de la alegría más profunda a una tristeza por momentos absoluta. Además, en estas pocas líneas nos demuestra cómo no necesita más que su libro de “cabecera”: “Homero”. Dicha lectura, no es catalogada como las demás,  puesto a que, en conjunto a ella, obtiene lo que verdaderamente necesita y no le guía en cómo debería Werther hacer o no las cosas (que es, en sí, lo que realizaban los escritores de la época). Es por lo que, al permitirle ser esa persona rebelde que busca ser, se presenta negado a aceptar otra lectura a excepción de la recién mencionada. Como ya sabemos, Werther, ansía tener en sus manos dicho texto. Tal es así que “¡Ay, querido! ¿Necesitas que te lo diga, a ti que has soportado tantas veces el peso de verme pasar de la pena profunda a la alegría loca, de la dulce melancolía a la pasión destructora? Hago cuenta que mi corazón es un niño enfermizo, paso por todos sus caprichos. No se lo digas a nadie; hay gente que no me lo perdonaría.”. Él, presenta mostrársele a su amigo como un niño, el cual, en ese preciso momento, necesita cumplir su capricho… Recuperar su Homero. Pero, lo más interesante de todo es cómo Werther busca el que nadie sepa de esto; y lo relaciono quizás a la educación que posiblemente este joven obtuvo. Gracias al saber leer, escribir y dibujar, pienso que es probable que haya leído diversas traducciones de la obra en particular, y, por la cual pregunta, quizás ha sido la que más despertó su curiosidad.

5)      El contraste que se realiza frente al arte (ya sea éste mediante la escritura o la poesía) y el amor, es algo que va más allá de la explicación del propio símil. La carta redactada en el día 26 de mayo de 1771 muestra como Werther se encontraba en su máxima plenitud. Le relata a su amigo la ubicación de la aldea en la cual él vive dentro de la cuidad. Nos cuenta que se hospeda en una colina, la cual posee un sendero que lo lleva por todo el valle. En este lugar, se encuentra un pequeño establecimiento el cual ayuda a que el sitio sea el ideal para el personaje. En la aldea, Werther se encuentra con un perfecto escenario artístico: se le presenta una naturaleza inspiradora para el amor y el arte. Debemos recordar que, sin su marcha de la cuidad donde vivía junto a su madre, todo esto no sucedería…Todo este amor que fluye no podría permanecer aquí. El arte y la naturaleza cobran sentido frente al hombre romántico una vez que la mente del poeta y el artista se combinan. Se pretende buscar un espíritu dentro de algo quizás desierto; o incluso la belleza en algún paisaje idílico, tempestuoso. Además de la naturaleza, el romántico encuentra su propio espíritu en la literatura, por ejemplo, la escritura o la poesía. En esta carta en particular, la naturaleza es fuente directa de su inspiración, gracias a la imagen que logra formar por un grupo de hermanos. Esa escena no sólo logró encantar al personaje, también cautivó a su artista interior. Procede a comentar, una vez deja de observar la situación (dando paso al símil): “El hombre que se forme según ellas no producirá nunca nada ridículo y totalmente malo, lo mismo que aquel que se ajuste a las leyes y los buenos modales no será nunca un vecino insoportable, nunca u rufián peligroso. Pero, digan lo que digan, las reglas destruyen los verdaderos sentimientos naturales y la expresión auténtica. Dirás que exagero, que las reglas sólo frenan, liman las exageraciones, etc. ¿Quieres un símil, amigo mío? Ocurre lo mismo como con el amor”. Aquí se trae conceptos de leyes sociales, en las cuales podemos observar que, si el “hombre” se conforma y se atiene a lo que se le propone, producirá cosas sin sentido para él; lo mismo que aquel que se conduce con arreglo de las propias legislaciones y a lo que le exigen dichas conveniencias sociales nunca será percibido como el mal vecino que es; convirtiéndose, básicamente, en una traba capaz de sofocar el sentimiento que le trae su naturaleza…Quitándole su propia expresión. Pienso que, puede conectarse mucho con la adolescencia, objetivo por el cual creo que el símil es realizado. En la edad que vive Werther, es claro que los deseos y pasiones (quizás desbordadas) son esperadas. Pero… ¿Realmente uno debe dedicar todo su tiempo en observar lo que para uno es su “obra de arte”? Tal y como el héroe romántico dice “Un corazón joven se enamora ciegamente de una muchacha , le dedica todas las horas del día, malgasta sus energías, su fortuna, para demostrarle a cada instante que su entrega es absoluta”. Y, tiene razón. Por momentos, en esos primeros amores, uno piensa que entregar todo es lo que se hace…Que no se debe dejar nada por detrás (tal y como lo hace un artista a la hora de encontrar esa escena perfecta la cual retratar). Uno mismo busca agregar toda la decoración posible, trabajar lo más posible en ella, buscando que sea perfecta. Pero, a pesar de que así sea, una vez no puedas agregar más elementos a tu pintura… ¿Qué harás? El arte, como las relaciones humanas, llevan trabajo construir. Por eso mismo no se hacen en un simple instante. Tal y como menciona “un hombre que ocupa un cargo político”: “…amar es humano, pero hay que amar humanamente…”. ¿De qué nos sirve tener una pintura en la cual hayamos trabajado tanto, si a la hora de exponerla con el resto de tu colección será esa la única que quizás resalte en tu mente? Trasladándolo al amor… ¿De qué nos sirve entregar incluso nuestras horas de trabajo a algo que se supone que debe sumarte, no quitarte nada? El amor, tanto como la poesía y la pintura, es una forma de arte. Es por lo que, como artistas que somos los seres humanos, debemos comprender qué es lo que estamos trazando en las líneas de nuestra vida. Debemos comprender nuestro mensaje…Entender que, quizás, cada persona es un color en el espectro, y tarde o temprano, en nuestra pintura no es sano que resalte simplemente un color, sino, que debe ser armónico…Que debe brindarnos calma…Traernos paz.

 

Malena Caraballo da Rosa, 6SE



[1] El Sturm und Drang fue un movimiento literario, que también tuvo sus manifestaciones en la música y las artes visuales, desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII. En él se les concedió a los artistas la libertad de expresión, a la subjetividad individual y, en particular, a los extremos de la emoción en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos relacionados a la estética.


viernes, 23 de abril de 2021

Friedrich Gottlieb Klopstock - Odas: "A Fanny" (1748) y "La fiesta de la primavera" (1759)

(Friedrich Gottlieb Klopstock, 1724-1803)

A Fanny (1)
Cuando algún día me sorprenda la muerte, cuando mis huesos en el polvo
se hundan, cuando vosotros, mis ojos –desde hace tanto
arrojados a la tumba sobre el destino de mi vida,
y ahora deshechos en lágrimas
 
oren allí silenciosamente– no volverán a mirar hacia lo alto,
donde está el futuro; mi pretérita fama
–fruto de la fuerza de mi juventud
y de mi amor por el Mesías–
 
ahora se ha disipado, o sólo por algunos
en este mundo es conservada:
entonces cuando también tú, mi Fanny,
hayas muerto y la alegre y tranquila sonrisa
 
de tus ojos y su animada mirada se hayan igualmente extinguido;
y tú, desconocida por la muchedumbre,
a pesar de que toda tu vida
esté repleta de excelsos actos
 
dignos de fama póstuma en una inmortal canción…
¡Ah, entonces –si has sido tan dichosa
como yo lo he sido amando– no dejes que el orgullo
prevalezca sobre la nobleza!
 
¡Así llegará el día en que vuelva a despertar!
¡Así llegará el día en que vuelvas a despertar!
Entonces ninguna fatalidad podrá separar las almas
que la naturaleza destinó a ser una.
 
Dios ponderará así felicidad y virtud por partes iguales
en la balanza que sostiene en su mano soberana,
y lo que en el tumulto de las cosas parece discordante
se mostrará en eterna armonía.
 
Allí donde te erijas jovialmente
acudiré presto hacia ti. Que yo no vague errante
hasta que algún serafín me conduzca directamente
a tu presencia inmortal.
 
Vosotros, hermanos, me recibiréis
con un fraternal abrazo. ¡Mis ojos se llenarán de lágrimas,
lágrimas de alegría por estar junto a ti,
llamarte por tu nombre
 
y poder abrazarte! Entonces, ¡oh inmortalidad!,
nos pertenecerás por entero. ¡Ven, que la canción ya no suena!
¡Venid, placeres indeciblemente dulces!
Tan indecibles como lo es ahora mi dolor.
 
Igual que el río, discurres, ¡oh vida! Se aproxima
la hora en la que nos encontremos bajo el ciprés.
Y todos vosotros, bendecid melancólicamente el amor.
De súbito, ¡nubes y oscuridad!

(1) traducción literaria de Carlos Javier González Serrano, inédita en español.


LA FIESTA DE LA PRIMAVERA

 ¡No quiero lanzarme al océano

que abraza los cuerpos celestes todos!
¡No elevarme hasta donde los primeros que fueron creados,
los coros jubilosos de los hijos de la luz,
adoran, adoran con profundo fervor,
y pasan su existencia embargados en el éxtasis!
Sólo quiero flotar
y adorar,
en derredor de la gota del cubo,
en derredor de la tierra.
¡Aleluya! ¡Aleluya!!
¡También la gota del cubo
fluyó de la mano del Todopoderoso!
Cuando de la mano del Todopoderoso
Surgieron las Tierras más grandes,
Cuando los torrentes de luz
surcaron, veloces, el espacio, y se convirtieron en Oriones:
¡Entonces fue cuando la diminuta gota
Salió de la mano del Todopoderoso!
¿Quiénes son los miles y miles,
los centenares de miles de miríadas
Que pueblan la gota?
¿Y los que la poblaron?
¿Quién soy yo?
¡Aleluya al Creador!
¡Más veces que cuantos planetas hay que por él surgieron!
¡Más veces que Oriones hay,
Surgidos al confluir y fundirse los rayos de la luz!
Pero tú, luciérnaga primaveral
que juegas a mi lado,
dorada y verdosa:
¡Tú vives
Y quizás. no eres
Ay, inmortal!
He salido a fuera
A adorar,
¿y lloro?
Perdónale, perdónale a este ser finito
También estos sus sueños,
¡Oh tú, que siempre serás!.
Tú desvanecerás
Todas mis dudas
¡Oh tú, que me guiarás
Por el obscuro valle de la muerte!
Será entonces cuando lo sepa:
¿Tenía alma
la dorada luciérnaga?
Si tú, luciérnaga,
Sólo eras polvo moldeado,
¡entonces vuelve a convertirte de nuevo
En polvo volátil
O en lo que quiera el Eterno!


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viernes, 16 de abril de 2021

El juicio de Paris (origen mítico de la Guerra de Troya)

 

("El juicio de Paris", de Peter Paul Rubens, hacia 1638)

"Hallándose los dioses reunidos en ocasión de la boda de Tetis y Peleo, Éride (la Discordia) echó en medio de ellos una manzana de oro, diciendo que debía ser otorgada a la "más hermosa" de las tres diosas: Atenea, Hera y Afrodita. En seguida se suscitó una disputa, y como nadie quiso pronunciarse por una de las tres divinidades, Zeus encargó a Hermes que guiase a Hera, Atenea y Afrodita al monte Ida, para que Paris fallase el pleito. Cuando vio que las divinidades se acercaban, Paris tuvo miedo y quiso huir; pero Hermes lo persuadió de que nada tenía que temer y le expuso la cuestión, mandándole que actuase de árbitro, por ser ésta la voluntad de Zeus. Entonces, por turno, las tres diosas defendieron ante él su propia causa. Cada una le prometió su protección y determinados dones si fallaba en su favor. Hera se comprometió a darle el imperio de toda el Asia; Atenea le ofreció la prudencia y la victoria en todos los combates, y Afrodita se limitó a brindarle el amor de Helena de Esparta. La decisión de Paris fue que Afrodita era la más hermosa".

Fragmento del "Diccionario de Mitología Griega y Romana" de Pierre Grimal, pp.408-409.


De este mito, se desprende la toma de partido de las diosas por los bandos de la Guerra de Troya: mientras Afrodita defiende y apoya a los troyanos, Atenea y Hera favorecen continuamente a los aqueos.

lunes, 12 de abril de 2021

Sturm und Drang

 

("La pesadilla" o "El ïncubo" (1781), de Johann Heinrich Füssli (Henry Fuseli)).


"Si observamos las piezas teatrales de cuarto, quinto y sexto orden de calidad que el llamado movimiento del Sturm und Drang alemán produjo entre los años 1760 y 1770 encontraremos un tono muy diferente del que prevalecía en la literatura europea de otros lugares. Tomemos como ejemplo a Klinger, el dramaturgo alemán que escribió la obra denominada Sturm und Drang ("Tempestad y empuje"), a la que el movimiento le debe su nombre. En una de las obras dramáticas de Klinger llamada Los gemelos, uno de ellos, un poderoso, imaginativo y ardiente romántico, mata a su débil, presuntuoso y desagradable hermano por no permitirle, argumenta, desarrollar su naturaleza personal de acuerdo a las demandas titánicas o demoníacas que ella le impone. En todas las tragedias anteriores se asumía que en alguna otra sociedad no habría lugar para estas horrendas desgracias. La sociedad es mala; por tanto, debemos mejorarla. Socava a los hombres; pues bien, uno debe poder imaginar una sociedad mejor, como hizo Rousseau, la cual no sofoque a los hombres, donde la gente no luche entre sí, los malos no estén arriba y los buenos abajo, donde los padres no torturen a sus hijos y las mujeres no estén prometidas a hombres que no aman. Tiene que ser posible edificar un mundo mejor. Pero esto no ocurre en la tragedia de Klinger, tampoco en Julio de Tarento, la tragedia de Leisewitz.

No deseo seguir enumerando nombres debidamente olvidados, pero en términos generales la esencia de estas obras que hay algún tipo de conflicto insoluble en el mundo, en la naturaleza misma, que determina que los fuertes no puedan convivir con los débiles, que los leones no puedan hacerlo con los corderos. Los fuertes deben tener espacio para respirar y los débiles deben ir al paredón. Si los débiles sufren, es natural que resistan, y es justo que lo hagan, como lo es que los fuertes los eliminen. En consecuencia, el conflicto, el choque, la tragedia, la muerte -todos esos tipos de horrores- están inevitablemente enmarañados en la naturaleza del universo. Esta visión es fatalista y pesimista, no es científica ni optimista, ni siquiera es, en algún sentido de la palabra, espiritual y optimista.

Esta actitud tiene cierta afinidad natural con la concepción de Hamann de que Dios está más cerca de lo anormal que de los normal. Es algo que él dice abiertamente: lo normal no comprende realmente lo que pasa. este es un momento original en el que todo el complejo à la Dostoievski hace su aparición. En cierto sentido, evidentemente, se trata de una aplicación del cristianismo, aunque bastante nueva al ser tan sincera y profunda. Según esta concepción, Dios está más cerca de los ladrones y prostitutas, de los pecadores y taberneros, dice Hamann, que de los suaves filósofos de París, o de los suaves clérigos de Berlín que intentan reconciliar la religión con la razón, lo que consiste en una degradación y humillación de todo lo que le importa al hombre. Todos los grandes maestros que han destacado en el empeño humano, señala Hamann, fueron de algún modo hombres enfermos, tuvieron heridas -Hércules, Áyax, Sócrates, San Pablo, Solón, los profetas hebreos, las bacantes, las figuras demoniacas-, ninguno de ellos fue una persona en su sano juicio. Esto, me parece, es el corazón de toda esta violenta doctrina de afirmación personal que constituye el centro del Sturm und Drang alemán.

Sin embargo, todos esos dramaturgos son, comparativamente, figuras menores. Me refiero a ellos simplemente para mostrar que Hamann -quien creo merece justamente ser recuperado de la oscuridad del olvido- no estaba solo. La única obra valiosa y digna de atención que produjo el Sturm und Drang fue Werther de Goethe; es una expresión típica de su autor. Allí tampoco hay cura. No hay ningún modo por el que Werther pueda evitar el suicidio. No hay forma de solucionar el problema, estando Werther enamorado de una señora casada, siendo el voto matrimonial lo que es, y creyendo los dos en él de esta forma. Si el amor de un hombre y el de otro entran en confrontación se da una situación desesperada e impotente que termina necesariamente mal. Esa es la enseñanza moral de Werther, y por esto se dice que jóvenes de una y otra comarca de Alemania se suicidaron en su nombre. No se debe a que en el siglo XVIII o en su sociedad en particular no existiera una solución adecuada, sino a que se desilusionaron del mundo y lo representaron como un paraje irracional donde era imposible en principio encontrar una solución.

Este es el ambiente que se desarrolló en Alemania entre los años 1760 y 1770."


Extracto de "Las raíces del romanticismo", de Isaiah Berlin.

miércoles, 7 de abril de 2021

Ulises

 


En el siguiente enlace, se descarga la entrada de "Ulises" del Diccionario de Mitología Griega y Romana, de Pierre Grimal.

Es importante para poder conocer mejor los mitos en los que está incorporada la figura de este héroe griego.

sábado, 27 de marzo de 2021

La Ilustración

 


ILUSTRACIÓN: Siglo o época de las luces son los nombres que recibe un período histórico circunscrito, en general, al siglo XVIII y que, como resultante de un determinado estado de espíritu, afecta a todos los aspectos de la actividad humana y de la reflexión filosófica. La Ilustración, que se extendió particularmente por Francia, Inglaterra y Alemania, se caracteriza ante todo por su optimismo en el poder de la razón y en la posibilidad de reorganizar a fondo la sociedad a base de principios racionales. Procedente directamente del racionalismo del siglo XVII y del auge alcanzado por la ciencia de la Naturaleza, la época de la Ilustración ve en el conocimiento de la Naturaleza y en su dominio efectivo la tarea fundamental del hombre. Por eso convienen hasta cierto punto a la Ilustración caracteres opuestos a los usados para describir el Romanticismo. La Ilustración no niega la historia como un hecho efectivo, pero la considera desde un punto de vista crítico y estima que el pasado no es una forma necesaria en la evolución de la Humanidad, sino el conjunto de los errores explicables por el insuficiente poder de la razón. Por esta actitud de crítica, la Ilustración no sostiene un optimismo metafísico, sino, como precisa Voltaire frente a Leibniz, un optimismo basado única y exclusivamente en el advenimiento de la conciencia que la humanidad puede tener de sí misma y de sus propios aciertos y torpezas. Fundada en esta idea capital, la filosofía de la Ilustración persigue en todas partes la posibilidad de realizar semejante desiderátum: en la esfera social y política, por el "despotismo ilustrado"; en la esfera científica y filosófica, por el conocimiento de la Naturaleza como medio para llegar a su dominio; en la esfera moral y religiosa, por la "aclaración" o "ilustración" de los orígenes de los dogmas y de las leyes, único medio de llegar a una "religión natural" igual en todos los hombres, a un deísmo que no niega a Dios, pero que lo relega a la función de creador o primer motor de la existencia. Sin embargo, la confianza en el poder de la razón no equivale exactamente al racionalismo entendido como en el siglo XVII; la Ilustración subraya, justamente, la importancia de la sensación como modo de conocimiento frente a la especulación racional, pero el empirismo de la sensación no es sino un acceso distinto hacia una realidad que se supone, en el fondo, racional. Por eso ha dicho acertadamente Cassirer que la razón tal como es entendida por los "ilustrados" del siglo XVII no posee la misma significación que la razón tal como fue empleada por los filósofos del siglo XVIII. En el XVII la razón era la facultad por la cual se suponía que podía llegarse a los primeros principios del ser; de ahí que su misión esencial fuese descomponer lo complejo y llegar a lo simple para reconstruir desde él toda la realidad. En otras palabras, el racionalismo del XVII es una deducción de principios que no están fuera, sino dentro del alma, como "ideas innatas". En el XVIII, en cambio, la razón era algo humano; no se trataba, dice Cassirer, de ideas innatas, sino de una facultad que se desarrolla con la experiencia. Por eso la razón no era para la Ilustración un principio, sino una fuerza: una fuerza para transformar lo real. La razón ilustrada iba del hecho al principio (y no a la inversa); más que un fundamento era un "camino" que podían recorrer en principio todos los hombres y que era, por supuesto, deseable que todos recorriesen. En este sentido general y con la reserva de sus considerables divergencias, la Ilustración es representada en Francia por los enciclopedistas; en Inglaterra, por los sucesores del sensualismo de Locke, los antiinnatistas y los deístas; en Alemania, por la llamada "filosofía popular". La tendencia utilitaria de la Ilustración resalta particularmente en su idea de la filosofía como medio para llegar al dominio efectivo de la Naturaleza y como propedéutica indispensable para la reorganización de la sociedad. La tendencia naturalista se refleja en el predominio dado al método de conocimiento de las ciencias naturales. La tendencia antropológica se deriva del interés superior despertado por el hombre y sus problemas frente a las grandes cuestiones de orden cosmológico. Por este boquete pudo ser superado desde sí mismo el naturalismo de la Ilustración a beneficio de un mayor conocimiento de la peculiaridad de lo humano y de lo histórico, sin que en la consideración de éste se abandonara la actitud crítica apuntada. La Ilustración, entendida en un sentido muy general, como concepción del mundo más bien que como filosofía o doctrina social o política, puede ser concebida como una constante histórica, como una forma espiritual que se manifiesta asimismo, con más o menos diferencias, en otros períodos de la historia. En este sentido Spengler efectúa una comparación morfológica de la Ilustración del Setecientos con la sofística griega, el período de las sectas mutacilitas y sufitas en la cultura árabe y los sistemas Sânkhya y budista en la India.

 

Del “Diccionario de Filosofía” de José Ferrater Mora.