viernes, 16 de abril de 2021

El juicio de Paris (origen mítico de la Guerra de Troya)

 

("El juicio de Paris", de Peter Paul Rubens, hacia 1638)

"Hallándose los dioses reunidos en ocasión de la boda de Tetis y Peleo, Éride (la Discordia) echó en medio de ellos una manzana de oro, diciendo que debía ser otorgada a la "más hermosa" de las tres diosas: Atenea, Hera y Afrodita. En seguida se suscitó una disputa, y como nadie quiso pronunciarse por una de las tres divinidades, Zeus encargó a Hermes que guiase a Hera, Atenea y Afrodita al monte Ida, para que Paris fallase el pleito. Cuando vio que las divinidades se acercaban, Paris tuvo miedo y quiso huir; pero Hermes lo persuadió de que nada tenía que temer y le expuso la cuestión, mandándole que actuase de árbitro, por ser ésta la voluntad de Zeus. Entonces, por turno, las tres diosas defendieron ante él su propia causa. Cada una le prometió su protección y determinados dones si fallaba en su favor. Hera se comprometió a darle el imperio de toda el Asia; Atenea le ofreció la prudencia y la victoria en todos los combates, y Afrodita se limitó a brindarle el amor de Helena de Esparta. La decisión de Paris fue que Afrodita era la más hermosa".

Fragmento del "Diccionario de Mitología Griega y Romana" de Pierre Grimal, pp.408-409.


De este mito, se desprende la toma de partido de las diosas por los bandos de la Guerra de Troya: mientras Afrodita defiende y apoya a los troyanos, Atenea y Hera favorecen continuamente a los aqueos.