miércoles, 5 de mayo de 2021

Biblia

 


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lunes, 3 de mayo de 2021

Tarea de Werther (CREA): un trabajo ejemplar

1)     


      Este trabajo fue realizado por Malena Caraballo da Rosa, de 6to de Economía, y mereció una calificación de excelencia. Quiero compartirlo, como modelo de lo que puede llegar a ser un trabajo crítico, aún en una situación pedagógica tan compleja y difícil.


        Las desventuras del joven Werther” es considerada la primera novela romántica moderna. Escrita en no muchas semanas durante la primavera de 1774, fue publicada la primera obra de dicho estilo por Johann Wolfgang von Goethe, la cual rápidamente se convirtió en un éxito. Éste es un libro que logró llegar a las partes más íntimas de la época en la que se encontraban; logrando empatizar rápidamente los lectores con el autor en cuestión de líneas. La obra está ambientada entre los años 1771 y 1772, siendo más específicos del 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre del año siguiente, pero la narración de editor no se sabe cuándo tiene lugar. Es un relato de tipo epistolar, ya que tenemos fechas concretas en las cuales suceden los hechos; y las cartas tienen un orden en formato cronológico casi diario. Como el fin de la obra coincide con el fin de la vida del protagonista, también podemos decir que se narra el último año de la vida de Werther. En esta historia, el joven Werther le escribe una carta a su gran amigo Wilhelm, destinatario que no conoceríamos sin adentrarnos en la lectura. Aquí, se narra lo que el personaje estrella ha hecho a lo largo de su día, siendo incluso la duración narrada de tiempo variable (ya que, al funcionar como diario, no se cuentan hechos de más de un día). La narración es de tipo lineal, sin ningún tipo de lo que se reconoce como “alteración cronológica” (donde se realizan saltos al pasado o anticipaciones al futuro), como suele ser lógico en una narración de este tipo. El utilizar fechas concretas, más que nada teniendo en cuenta la fecha de la narración y su proximidad con la fecha de publicación de la novela (año 1774) pretende darle a la obra una fuerte verosimilitud, como si fueran hechos que realmente sucedieron. De no ser por la dotación de las cartas, no se podría nunca concretar cuándo sucede la acción, pues nunca se presentan datos en formato interno de forma concreta, tal como lo son las formas de vestir, o incluso referencias frente a hechos históricos). En la primera carta, escrita el día 4 de mayo de 1771, es donde el protagonista nos demuestra sentimientos pesimistas, en los cuales el malestar de sus relaciones con los demás claramente predominaban en la escritura, no sólo por estar descontento consigo mismo, también con lo que le rodea, llegando a tal punto de cuestionarse “… ¿acaso mis restantes relaciones no parecían escogidas por el destino para angustiar mi corazón?”. Es allí cuando inicia con el relato de los pormenores de un viaje que realiza a donde su tía creció, abandonando su pueblo natal. Esta mezcla de no sólo exclamaciones, también preguntas retóricas que veremos en el inicio de la lectura, es donde Werther demuestra su personalidad sensible, tumultuosa y apasionada. Por ejemplo, una vez abandona la cuidad en la cual se encontraba, se sintió contento, tan contento que es lo primero que menciona en el mensaje (“¡Qué contento estoy de haberme marchado! ¡Cómo es el corazón humano, amigo mío! Abandonarte a ti, a quien tanto amo, de quien fui inseparable… y estar contento.”). Asimismo, se rompe el estereotipo de hombre racional de la época, quienes no demostraban sus sentimientos por ninguna circunstancia y se guían únicamente por la razón. Dichas exclamaciones utilizadas en la cita que proporcioné tienen el objetivo de resaltar no sólo esa pasión que denota nuestro personaje, también acentúa la amistad que éstos dos poseen. Esto, combinado con las posteriores preguntas que se realiza a sí mostrando el dilema que presenta éticamente frente a sus conductas pasadas, será parte de las bases de la conducta del individuo, personaje que forma parte del Sturm und Drang[1] que anuncia el Romanticismo. Parte a un pueblo llamado Wahlheim como no sólo una forma de escape de su descontento; también es fruto del intento de olvido de su amor imposible el cual resultó en grandes caos para sí mismo, Leonore. Ella aparece como un personaje secundario, siendo caracterizada por su forma de expresarse tan “sincera y natural” la cual fue producto de burla por parte de los amigos de él. Werther se siente, por momentos, culpable de promover un amor no correspondido, jugando con los sentimientos de la joven y los de su hermana a la par. Esa muestra de afectividad irresponsable de la que se considera “inocente” es la que quiere cambiar, y la que, por tanto, da pie a aquellas cuestiones retóricas que mencionaba anteriormente (“… ¿Qué culpa tuve yo de que mientas los caprichosos encantos de su hermana me procuraban un agradable pasatiempo naciera una pasión en ese desgraciado pecho? Y, en el fondo… ¿soy totalmente inocente? ¿No alenté sus sentimientos? ¿No me complací yo mismo en aquellas expresiones sinceras y naturales, de las que tantas veces nos hemos burlado, a pesar de que nada tenían de ridículas? ¿No fui yo quien…?”). Esa referencia que genera frente a situaciones pasadas, en adición a la presencia de un triángulo amoroso con dos hermanas, fomenta el razonar cómo verdaderamente el joven analiza su forma de amar. Sus reflexiones denotan que considera este tipo de relaciones como instrumentos capaces de mejorar su corazón angustiado, mientras que, por otra parte, ese triángulo amoroso que existe actúa como una anticipación de lo que sucede en las cartas de la novela que no son trabajadas en esta tarea (donde Werther se enamora de Lotte, quien se encuentra comprometida con Alberto). Frente a todo este sentimiento de culpa y poca responsabilidad, utiliza la repetición y un paralelismo para señalarle a su amigo que aun así posee voluntad para cambiar; quiere dejar atrás todo lo que no corresponde al ahora… Esos pasares que le provocan dolor a su alma ahora más sensible que nunca. En resumidas palabras, busca entregarse al presente. (“Te prometo, querido amigo, que quiero enmendarme; no quiero paladear, como he hecho siempre, los pocos sinsabores que el destino nos depara; quiero disfrutar del presente y dar lo pasado por pasado. Claro que tienes razón, amigo al decir que los sufrimientos de los hombres serían menos — sabe Dios por qué los hizo así —, si no dedicaran toda la fuerza de su imaginación a recapacitar los pormenores de pasadas desdichas, en lugar de avenirse con su presente tolerable”). En ese pueblo nuevo para él, visita a su tía por encargos que su propia madre le ordenó, ya que un asunto se encontraba aún latente: la retención de la parte de una herencia que le corresponde a ella. El cambio de “aire” le hace bien, no sólo para escapar de ese mal de amores, también, si bien no disfruta de la cuidad como tal, la naturaleza de sus alrededores lo maravillan (lo cual es conducta propia del escritor romántico). Esa es la principal razón por la cual huyó específicamente al campo, pero además porque el aislarse de la cuidad expone el estar en continuo contacto con uno mismo; los románticos son individualistas, por lo tanto, rechazan la sociedad y la modernidad en tanto al bullido de la cuidad se le relaciona. La naturaleza le brinda al personaje un sinfín de oportunidades llenas de subjetividad puesto a que tiene paz, capaz de evadir la realidad y buscar aspectos y sentimientos que quizás no encontraba previamente. Entre Leonore y su hermana, Werther era un amante, ahora cambia de rol y pasa a ser mediador entre su madre y tía. Aquí, es donde deja ese pensamiento tan “abstracto” de lado, y se inclina hacia lo racional, siendo capaz de resolver un asunto sin problema. Werther le pide a su amigo que le lleve las noticias acerca de dicho trámite pensado por su madre, expresando, próximamente, la etopeya de su tía mediante el uso de una antítesis (“He hablado con mi tía y no he encontrado en ella, ni mucho menos, a la persona perversa de que se habla en casa. Es una mujer alegre y decidida, que tiene un gran corazón”); llevándonos a una reflexión que genera el propio personaje “…los errores de comprensión y la pereza ocasionan quizá más daños en el mundo que la malicia y la perversidad. A lo menos, puedo asegurarte que éstas son menos frecuentes”.

2)      La frase de Werther: “los errores de comprensión y la pereza ocasionan quizá más daños en el mundo que la malicia y la perversidad” la entiendo como una conclusión que llega tras resolver el conflicto en relación con la herencia familiar que causó una separación entre las hermanas. Nos dice que el mundo se encontraría mejor si la maldad y la picardía no estuvieran presentes…Pero, al trasladarlo a una situación en la cual la negligencia en dicha picardía se mueve a lo cotidiano, es posible trascenderlo a lo largo de las épocas (la familia peleándose por dinero). Lo interpreto, en un sentido más amplio, como una forma de demostrarnos que el hombre discute por cosas que son innecesarias, catalogándolas incluso como “pequeñas cuestiones”, tal y como lo hace Werther en su diario. Él mismo se había generado una imagen de su tía la cual fue fomentada por la ira y el desagrado de su madre, lo que demuestra ese “lleva y trae” de cualquier relación en donde la negligencia y las discusiones forman parte de un ambiente que llega a considerarse “natural”. Tal y como nos relata en su diario del día 4 de mayo de 1771, su tía era vista por el como una “persona perversa”; ella, al tener dichas características, en conjunto a ser quien ocasionó el conflicto en primer lugar, posee una imagen mal vista en la época. Por tanto, en estas como en otras situaciones que quizás son más cotidianas aún que los problemas familiares por dinero, nosotros, como seres capaces de pensar en nuestras acciones, debemos poder no sólo comprender qué realmente significa (y qué consecuencias nos otorga) el dejar que otros sean capaces de determinar el pensamiento que tenemos frente a algo. Y si, es complicado, y no necesariamente estoy queriendo decir que debes dejar de lado lo que a tu alrededor se dice, simplemente uno debe poder ser capaz de catalogar cada afirmación que se nos presenta como lo que verdaderamente es: una opinión. El comprender esto de forma errónea y no hacer nada por cuestionarse al respecto puede generar más conflictos de los que pueden formarse por indagar, tal y como Werther le menciona a su amigo en su diario.

3)      Me resulta complicado en las primeras líneas de “Las desventuras del joven Werther” darme cuenta la relevancia que posee la naturaleza en la obra. Gran parte de ésta va ligada continuamente no sólo a la personalidad del protagonista, también a su estado de ánimo; la cual, conforme va avanzando la historia, evoluciona su sentir. Ésta, les proporciona una verosimilitud a sus relatos, lo cual genera, en conjunto con las fechas colocadas en cada día de sus relatos, más caracteres humanos a la historia. Como ya sabemos, Werther vivía en una ciudad la cual la consideraba en cierta forma desagradable, quejándose prácticamente de todo lo que este lugar contenía (como por ejemplo la propia burguesía). Para salir de este espacio el cual desagrada, decide huir al pueblo de Wahlheim, espacio donde su tía habita. Aquí, él queda cautivado por la belleza del espacio, siendo casi indescriptible para él. Las descripciones de la naturaleza reflejan, como mencioné, cómo él se siente: al inicio Werther resalta la belleza natural, pero, más tarde, la verá como una tumba. La relación que existe con el tiempo-espacio también es interesante. Como bien conocemos, el libro se encuentra dividido en dos partes, al inicio se centra en los sentimientos de Werther (el amor), y esto puede relacionarse con los meses en los cuales se encuentran, conectándose (y no por casualidad) con las estaciones de primavera-verano; donde florecen las flores, tal y como se dice que lo hace el amor. En cambio, en la segunda parte de su estructura, nos encontramos con los meses que se encuentran dentro del otoño-invierno, tiempos los cuales el clima nubloso y tormentoso es casi cotidiano… Lo que es acompañado por sentimientos de mal estar, y, por ejemplo, de suicidio… En la carta del 4 de mayo de 1771, Werther menciona a un personaje que podemos considerarlo anónimo: el “difunto conde M…”; esta presentación no nos demuestra un pensamiento tan optimista tal y como el héroe nos comenta frente a lo que se presenta a su alrededor. Éste tercer momento se encuentra basado en una característica muy importante dentro del romanticismo: la exaltación de la naturaleza. El hombre romántico cree que la naturaleza puede proyectar su sentir, por tanto, forma parte de él: conviven en conjunto y, gracias a esto, se disfruta del paisaje. El campo, en la historia, le produce a Werther paz, capaz de hacer posible la reflexión de sus relaciones con respecto a ella, lo que influye en su ánimo, claramente. Luego de hablar acerca de cómo él actúa como intermediario frente a los problemas presentes entre su madre y tía, procede a comentar que se encuentra muy bien (“Por otra parte, me encuentro aquí muy a gusto; la soledad de este paraje es un bálsamo precioso para mi corazón. Y esta estación de la juventud reconforta mi espíritu a menudo angustiado. Cada árbol, cada mata, es un ramillete, y uno quisiera transformarse en insecto para revolotear por ese piélago de aromas y encontrar en él todo su sentido”). Mediante el uso de la expresión “la soledad de este paraje es un bálsamo precioso para mi corazón” se presenta otra característica romántica, la cual es el gusto por la soledad. Nuestro personaje está sólo, y él mismo es quien busca aislarse debido a no sentirse identificado con la conducta de quienes lo rodean. La soledad, en este caso, aparece personificada (dándole el atributo de bálsamo, lo cual quiere decir “remedio”) ya que es lo que cura el corazón de Werther frente a los asuntos que le atormentaban, tales como un triángulo amoroso, la continua rutina de lo ya preestablecido, las amistades forzadas y la propia población de la cuidad. Luego, tras mencionar a la primavera metafóricamente como “la estación de la juventud”, marca la importancia que ésta tiene, siendo la misma capaz de templar el “espíritu a menudo angustiado” de Werther. Y, tan grande es ese cariño que presenta frente a la estación y el espacio donde se encuentra, que él simplemente quiere mimetizarse con la naturaleza… Quiere formar parte de ella: “…y uno quisiera transformarse en insecto…”. Ese espíritu de Werther es el receptáculo amplificador de la gran sensibilidad de los Sturm und Drang (los cuales anticipan al yo romántico). Se denota, gracias a esto, que Werther nunca quiso ser humano, puesto a que la humanidad no le proporciona nada, pero la naturaleza lo hace todo; se presenta, entonces, un paralelismo psico cósmico, donde hay una conexión del estado anímico del hombre con la naturaleza, conectándolo con la proporción de “paz” que mencioné anteriormente. En éste párrafo es posible observar el panteísmo romántico: la naturaleza es vista como un dios que le concede el vivir. Nos habla de un bello jardín, el cual fue creado por dicho conde, él se sintió sensible, tal y como Werther. (“Eso movió al difunto conde M… a situar su jardín en una de las colinas que se entrecruzan con la más graciosa variedad formando deliciosos valles. El jardín es sencillo y, con sólo entrar en él, se adivina que no fue planeado por un jardinero científico, sino por un corazón sensible que quería disfrutarlo personalmente. He derramado más de una lágrima por el difunto gabinete algo deteriorado que fue su refugio predilecto y es también el mío. Pronto seré dueño del jardín; en este par de días me he ganado la simpatía del jardinero, y no habrá de arrepentirse.”). Tal y como relata, encuentra a una persona sensible que fue capaz de diseñar algo tan bello como lo es este jardín, algo que era muy difícil encontrar dentro de la época. Al utilizar la frase “gabinete algo deteriorado” nos muestra que algo que previamente fue construido ahora está pasando por la destrucción, siendo producto del tiempo que ésta lleva en pie. Parece quizás algo no muy interesante a primera vista, pero, pienso que en realidad quiere comunicarnos el poder que tiene la naturaleza misma: ésta es más fuerte que la propia construcción que un hombre realizó… La destruyó. Esta carta finaliza con una contraposición naturaleza-ciudad. Esta oposición podemos vincularla con Rousseau, persona que afirma que es necesario volver a un estilo de vida “primitivo” debido a que la vida en comunidad es capaz de corromper al hombre; pero la naturaleza puede salvarla. Werther asocia la ciudad como un espacio “desagradable”, mientras que se extiende a la hora de hablar del jardín del conde, donde abunda la naturaleza (y, por tanto, nace una pasión). La poética utilizada al explicar éstas ruinas da paso a la contraposición que realiza el personaje frente a la razón y la emoción: el jardín no fue producto de un “científico”, sino de un “corazón sensible que quería disfrutarlo personalmente”. Aquí, otra característica del romanticismo aparece, el individualismo. Al continuar nuestra lectura (para finalizar con la imagen de naturaleza que escogí), nos encontramos con la carta del día 10 de mayo de 1771, donde Werther expresa: “Cuando, a mi alrededor, se levanta el vaho del valle y, desde lo alto, el sol se posa sobre la obscuridad impenetrable de mi bosque y tan sólo algún rayo furtivo encuentra acceso hasta el interior del santuario; cuando, tendido yo en el mullido césped junto al arroyo despeñado, descubro, más cerca todavía del suelo, millares de yerbezuelas diminutas; cuando siento más cerca de mi corazón el torbellino del pequeño mundo entre los tallos, las formas infinitas e indefinibles de los gusanitos e insectos, y la presencia del Todopoderoso que nos creó a imagen suya, el soplo del Amantísimo que nos lleva y sostiene flotando en un océano de delicias eternas; amigo mío, cuando luego se me oscurece la vista y la tierra a mi alrededor y el cielo reposan en mi alma como la imagen de la amada, entonces siento un gran anhelo y pienso: ¡ah, si pudiera expresarlo, si pudiera infundir en el papel eso que vive en ti con tanta plenitud y ardor, ese papel sería el espejo de tu alma como ésta lo es del Dios infinito! ¡Amigo mío! Pero es superior a mis fuerzas, sucumbo bajo el peso y la magnificencia de estos fenómenos.” Esos pequeños rayos que provienen del sol y llegan a su bosque (su santuario) le permiten a Werther ser aún más expresivo, tal y como sucede con los hombres románticos. Esta imagen nos traslada por todos los sentidos: desde lo táctil (“millares de yerbezuelas diminutas”), lo auditivo (“torbellino del pequeño mundo”), hasta lo visual. Se nos presentan una variedad de elementos en los cuales podemos observar que la percepción que realiza no es crítica ni objetiva; por el contrario: es emotiva. En adición a esto, también es mística puesto a “la presencia del Todopoderoso”. El cuadro que nos relata inicia desde lo alto… El propio Sol, pero baja hacia lo más pequeño dentro de lo terrestre, como son los insectos; pero aún así se vuelve a la cima… A lo divino. Y, en éste preciso momento, es donde se demuestra la clave del Romanticismo: llegar a lo considerado eterno desde lo mortal, convirtiéndose (en este caso) en una obra de arte infinita, de la cual el artista podrá encontrar su propia eternidad.

4)      Werther, en la carta del día 13 de mayo de 1771 le expresa a su amigo Wilhelm frente a su petición de enviarle los libros: “…te lo suplico por el amor de Dios, no vengas ahora con eso. No deseo ser guiado, animado, excitado ni estimulado; harto hierve de suyo mi corazón; necesito arrullos y los hallo que rebosan en mi Homero”. El autor, en dicho día, nos muestra como pasa de la alegría más profunda a una tristeza por momentos absoluta. Además, en estas pocas líneas nos demuestra cómo no necesita más que su libro de “cabecera”: “Homero”. Dicha lectura, no es catalogada como las demás,  puesto a que, en conjunto a ella, obtiene lo que verdaderamente necesita y no le guía en cómo debería Werther hacer o no las cosas (que es, en sí, lo que realizaban los escritores de la época). Es por lo que, al permitirle ser esa persona rebelde que busca ser, se presenta negado a aceptar otra lectura a excepción de la recién mencionada. Como ya sabemos, Werther, ansía tener en sus manos dicho texto. Tal es así que “¡Ay, querido! ¿Necesitas que te lo diga, a ti que has soportado tantas veces el peso de verme pasar de la pena profunda a la alegría loca, de la dulce melancolía a la pasión destructora? Hago cuenta que mi corazón es un niño enfermizo, paso por todos sus caprichos. No se lo digas a nadie; hay gente que no me lo perdonaría.”. Él, presenta mostrársele a su amigo como un niño, el cual, en ese preciso momento, necesita cumplir su capricho… Recuperar su Homero. Pero, lo más interesante de todo es cómo Werther busca el que nadie sepa de esto; y lo relaciono quizás a la educación que posiblemente este joven obtuvo. Gracias al saber leer, escribir y dibujar, pienso que es probable que haya leído diversas traducciones de la obra en particular, y, por la cual pregunta, quizás ha sido la que más despertó su curiosidad.

5)      El contraste que se realiza frente al arte (ya sea éste mediante la escritura o la poesía) y el amor, es algo que va más allá de la explicación del propio símil. La carta redactada en el día 26 de mayo de 1771 muestra como Werther se encontraba en su máxima plenitud. Le relata a su amigo la ubicación de la aldea en la cual él vive dentro de la cuidad. Nos cuenta que se hospeda en una colina, la cual posee un sendero que lo lleva por todo el valle. En este lugar, se encuentra un pequeño establecimiento el cual ayuda a que el sitio sea el ideal para el personaje. En la aldea, Werther se encuentra con un perfecto escenario artístico: se le presenta una naturaleza inspiradora para el amor y el arte. Debemos recordar que, sin su marcha de la cuidad donde vivía junto a su madre, todo esto no sucedería…Todo este amor que fluye no podría permanecer aquí. El arte y la naturaleza cobran sentido frente al hombre romántico una vez que la mente del poeta y el artista se combinan. Se pretende buscar un espíritu dentro de algo quizás desierto; o incluso la belleza en algún paisaje idílico, tempestuoso. Además de la naturaleza, el romántico encuentra su propio espíritu en la literatura, por ejemplo, la escritura o la poesía. En esta carta en particular, la naturaleza es fuente directa de su inspiración, gracias a la imagen que logra formar por un grupo de hermanos. Esa escena no sólo logró encantar al personaje, también cautivó a su artista interior. Procede a comentar, una vez deja de observar la situación (dando paso al símil): “El hombre que se forme según ellas no producirá nunca nada ridículo y totalmente malo, lo mismo que aquel que se ajuste a las leyes y los buenos modales no será nunca un vecino insoportable, nunca u rufián peligroso. Pero, digan lo que digan, las reglas destruyen los verdaderos sentimientos naturales y la expresión auténtica. Dirás que exagero, que las reglas sólo frenan, liman las exageraciones, etc. ¿Quieres un símil, amigo mío? Ocurre lo mismo como con el amor”. Aquí se trae conceptos de leyes sociales, en las cuales podemos observar que, si el “hombre” se conforma y se atiene a lo que se le propone, producirá cosas sin sentido para él; lo mismo que aquel que se conduce con arreglo de las propias legislaciones y a lo que le exigen dichas conveniencias sociales nunca será percibido como el mal vecino que es; convirtiéndose, básicamente, en una traba capaz de sofocar el sentimiento que le trae su naturaleza…Quitándole su propia expresión. Pienso que, puede conectarse mucho con la adolescencia, objetivo por el cual creo que el símil es realizado. En la edad que vive Werther, es claro que los deseos y pasiones (quizás desbordadas) son esperadas. Pero… ¿Realmente uno debe dedicar todo su tiempo en observar lo que para uno es su “obra de arte”? Tal y como el héroe romántico dice “Un corazón joven se enamora ciegamente de una muchacha , le dedica todas las horas del día, malgasta sus energías, su fortuna, para demostrarle a cada instante que su entrega es absoluta”. Y, tiene razón. Por momentos, en esos primeros amores, uno piensa que entregar todo es lo que se hace…Que no se debe dejar nada por detrás (tal y como lo hace un artista a la hora de encontrar esa escena perfecta la cual retratar). Uno mismo busca agregar toda la decoración posible, trabajar lo más posible en ella, buscando que sea perfecta. Pero, a pesar de que así sea, una vez no puedas agregar más elementos a tu pintura… ¿Qué harás? El arte, como las relaciones humanas, llevan trabajo construir. Por eso mismo no se hacen en un simple instante. Tal y como menciona “un hombre que ocupa un cargo político”: “…amar es humano, pero hay que amar humanamente…”. ¿De qué nos sirve tener una pintura en la cual hayamos trabajado tanto, si a la hora de exponerla con el resto de tu colección será esa la única que quizás resalte en tu mente? Trasladándolo al amor… ¿De qué nos sirve entregar incluso nuestras horas de trabajo a algo que se supone que debe sumarte, no quitarte nada? El amor, tanto como la poesía y la pintura, es una forma de arte. Es por lo que, como artistas que somos los seres humanos, debemos comprender qué es lo que estamos trazando en las líneas de nuestra vida. Debemos comprender nuestro mensaje…Entender que, quizás, cada persona es un color en el espectro, y tarde o temprano, en nuestra pintura no es sano que resalte simplemente un color, sino, que debe ser armónico…Que debe brindarnos calma…Traernos paz.

 

Malena Caraballo da Rosa, 6SE



[1] El Sturm und Drang fue un movimiento literario, que también tuvo sus manifestaciones en la música y las artes visuales, desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII. En él se les concedió a los artistas la libertad de expresión, a la subjetividad individual y, en particular, a los extremos de la emoción en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos relacionados a la estética.